Inolvidable lo del domingo. Inolvidable, para un futbolero confeso, como viene a ser el que suscribe, disfrutar junto a la persona más importante de su vida (Auro) del partido más importante de la vida de todo un país.
Inolvidable poder hacerlo rodeado de dos nuevos y grandes amigos (gracias Vane y gracias Emiliano) y de su cariñosa y acogedora familia (jamás olvidaré las sabias reflexiones de la madre de Emiliano –ya quisieran muchos comentaristas deportivos- y la biografía de ese joven héroe tinerfeño llamado Pedrito en los labios del padre del propio Emiliano).
Inolvidable el momento del gol, los gritos y abrazos con desconocidos como si toda la vida hubieran estado junto a uno, esperando un momento que parecía que jamás llegaría.
Inolvidable Sudáfrica e inolvidable también Tenerife. Ese ambiente festivo pero sosegado en dos lugares en los que la fiesta y el sosiego son un modo de vida, el único modo de vida.
Inolvidable el beso de Casillas y la Carbonero (por qué no decirlo), pero también inolvidables las llamadas y mensajes de amigos en la distancia (Jose, Peter, etc.) y de una madre y una hermana que le han visto a uno flagelarse tras aquel codazo de Tassotti y de tantas y tantas desgracias a orillas del Manzanares (nunca se escogió un escenario más apropiado para un ejercicio de optimismo colectivo como el de ayer).
Inolvidable el juego de este equipo, pero sobre todo su talento humano… Unos millonarios, sí, pero por lo demostrado estos días, nuestros millonarios. E inolvidable la unión (salvo excepciones) de blancos y blaugranas, ecuatorianos y senegaleses, vascos y madrileños en torno a una bandera, pero sobre todo a una idea.
Eso es, eso debe ser en mi opinión España: la perfección de lo imperfecto, la estructuración del caos, la unión de las discrepancias. Así lo entendieron Luis Aragonés y Del Bosque y así lo han entendido Puyol y Ramos, Torres e Iniesta, cada uno con la bandera de su región y todos juntos con la que les une.
Lo que el tiqui-taca ha unido, que no lo separe el hombre.
Día 2 d. C. (después de ser Campeones)
Qué bonito, no me canso de leerlo!.
ResponderEliminarPara mí, el Mundial comenzó en cuartos, en una terrraza de El Puerto de la Cruz. Había visto todos los partidos de España hasta entonces, sí, pero sola no es lo mismo. La emoción, la alegría, los nervios y hasta el enfado no son lo mismo cuando se está en compañía de la persona que más quieres en el mundo. Una persona que puede hacer que te intereses por el juego de la Holanda de Cruyff o los goles de Marcelino en vaya usted a saber qué año... y que es capaz de disfrutar y hacer que los demás disfruten de lo que tienen.
Sin duda, están siendo momentos inolvidables; esperemos que no irrepetibles.
Muy grande el post, Rubens. Lleno de elegancia y precisión. Por no hablar de los sentimientos. Quizá el mejor, por emotivo, que te he leido. Ha merecido la pena la espera a leerte.
ResponderEliminarViva España, viva A&R y viva la madre que os pariooooooooo
Un abrazo